Isabel estaba desesperada e impotente. Su negocio ya llevaba casi diez años en el mercado, venía haciendo enormes esfuerzos por mantener la calidad de sus productos y satisfacer a sus clientes; pero las ganancias no aumentaban, la empresa enfrentaba enormes deudas con los bancos y, mes tras mes, atrasos con los proveedores, poco capital para tener los inventarios suficientes y un estrés constante para administrar el flujo de caja. Lo peor de todo es que esta no era una crisis transitoria, venía siendo la tónica del negocio desde siempre. Ya estaba harta de vivir así. Se preguntaba: ¿Cuál es mi problema? ¿Debo vender mi empresa? ¿Mi familia debe seguir conmigo acá en el negocio o algunos deberían irse?”
En los negocios no es usual esto que le sucede a Isabel, encontramos empresas enfrentando crisis de flujo de caja o bajos márgenes de ganancia. Pero el caso de Isabel va más allá, pareciera que hay un problema que «no ha querido” resolver, un problema “de siempre”.
El empresario en sus negocios debe tomar diariamente muchas decisiones, el control es una de sus funciones vitales y sobre los resultados de ese control debe tomar decisiones acertadas. Es una labor de todos los días.
La capacidad de tomar decisiones oportunas y acertadas, la capacidad de ejercer un control efectivo y el liderazgo son características que he encontrado en los empresarios más exitosos, más ricos y más prósperos.
Muchas veces nos estancamos en situaciones que no nos gustan
El problema de Isabel, y de muchos empresarios y personas que se mantienen estancadas en las vidas o negocios que no desean, se debe a la inercia: no pasan a la acción. Esto sucede muchas veces, no solo por la falta de claridad de metas, valores y objetivos, sino también porque les hace falta el enfoque adecuado, la perspectiva necesaria, la disciplina y el empujón para pasar de la inercia a la acción.
Algunas decisiones son tan difíciles o tienen aristas tan diversas que las personas podemos “trabarnos”, quizás por temor a tomar malas decisiones o porque no estamos claros con las consecuencias que esas decisiones podrían traer para nosotros, para nuestros negocios y para nuestras vidas.
Saber resolver problemas es importante, pero es más importante aún tomar acción, ejecutar las decisiones para resolver el problema.
Debes ser metódico para resolver problemas y tomar decisiones
Hace unos días leí un libro con un título curioso, se llama “10-10-10”, escrito por Suzy Welch y editado por ATRIA ESPAÑOL. Les recomiendo ampliamente su lectura. El libro describe un método para tomar decisiones que promete transformar tu vida. El sistema primero te enfrenta a la necesidad de “excavar tus valores” y luego a considerar el problema, las decisiones y las consecuencias desde la perspectiva del tiempo. ¿Cómo cambiaría mi situación actual con esta decisión dentro de 10 minutos, dentro de 10 meses y dentro de 10 años? El planteamiento es sencillo, pero muy práctico.
Puesto que una de las tareas de todos los días de todo empresario es resolver problemas y tomar decisiones, decidí analizar si el método del 10-10-10 se podía aplicar a los negocios y no solo a la vida personal como lo plantea el libro.
Lo revisé de nuevo y concluí que sí valía la pena. Como empresario debes resolver todo tipo de situaciones, algunas son realmente complejas y trascedentes, otras son sencillas.
Este artículo es práctico, contiene consejos que te permitirán mejorar la toma de decisiones tanto en tus negocios como en tu vida personal, te brindará una nueva perspectiva desde donde mirar situaciones que se te presenten y las alternativas de solución que tengas.
Muchos problemas persisten y no se terminan de resolver
Cuando los problemas persisten es el momento de tomar decisiones de manera diferente, cambiar el enfoque, quizás volverse más metódico y sistemático para resolver. Tomar decisiones de manera proactiva, en vez de esperar que surjan los problemas, o que empeoren. Todo esto valorando las consecuencias en el presente inmediato, en el mediano plazo y en el futuro lejano.
Todo comienza con una pregunta que debe plantear el verdadero problema. Para Isabel la pregunta podría ser ¿Debemos vender nuestra empresa? o ¿Debemos contratar una gerencia externa y que la familia quede fuera de la administración del negocio?
Aplica estos consejos prácticos y probados
Toma dos o tres situaciones que estés enfrentando y aplica los consejos prácticos y probados que te brindamos en este artículo. Considera las consecuencias de las decisiones ahora mismo, dentro de diez meses y dentro de diez años.
Una cosa más, no tienen porqué ser 10 meses o 10 años. Puedes ajustar los plazos según la situación que enfrentas, pero debes tener claro que son 3 dimensiones de tiempo:
- Ahora mismo, inmediato presente.
- El mediano plazo. Te aconsejo que el mediano plazo sea menos de un año.
- El largo plazo. Te sugiero que el largo plazo sea más de cinco años.
El futuro lejano casi siempre pesa más de lo que queremos reconocer y debe influir en nuestro pensamiento más de lo que habitualmente lo hace. Pero no debe alterar siempre las demás consideraciones temporales.” [Suzy Welch]
Tomar una buena decisión puede llevar horas, días, semanas
La excusa de “no tengo tiempo para eso” lleva a personas como Isabel a posponer decisiones importantes, a postergar acciones que son necesarias. Es cierto que aplicar un sistema o un método puede tomar más tiempo, pero tomar decisiones acertadas ahorra mucho tiempo, frustraciones y pérdidas mayores.
Invertir tiempo en analizar problemas y en tomar decisiones acertadas es una de las actividades más rentables de un buen empresario. El tiempo invertido en tomar decisiones acertadas se parece al tiempo que inviertes en una negociación, donde la paciencia, la persistencia y la claridad de propósito son elementos básicos para lograr lo que deseas. Cuando tomas decisiones también negocias, pero contigo mismo, y debes elegir entre las opciones que te permitan obtener las mejores ganancias.
Un dato importante: nuestras mentes no son tan aptas para tomar decisiones que involucren múltiples variables y lapsos de tiempo. Cuando estés tomando decisiones, de negocios o personales, debes tener en cuenta que, por naturaleza, somos dados a asignarle un valor decreciente tanto a las ganancias como a las pérdidas cuando estas se proyectan en el futuro. En otras palabras, podemos valorar más las consecuencias en el corto o mediano plazo, más que en el largo plazo y podemos, sin darnos cuenta, ignorar el impacto a largo plazo de nuestras acciones.
El método o sistema 10-10-10 puedes utilizarlo para grandes decisiones y para pequeñas decisiones, para comparar entre opciones, para elegir entre modos de actuar o resolver, para elegir caminos de acción.
¿Cómo aplicar el método 10-10-10?
En la vida personal y en la vida de negocios, utiliza primero los 5 Pasos para tomar mejores decisiones de negocios.
Cuando llegues al punto de elegir entre las diversas soluciones planteadas, analiza las consecuencias esforzándote en ubicar tu mente en los tres tiempos: el momento presente, el mediano plazo y el largo plazo.
Cada alternativa puede tener iguales o equivalentes posibilidades de resolver el problema, pero quizás consecuencias muy diferentes si las miras en el mediano y en el largo plazo. Esas consecuencias pueden ser muy diferentes si las miras en estos tres tiempos.
Cuando tomes una decisión podrás comunicar más fácilmente a quienes corresponda, tus argumentos y fundamentos para resolver. Cuando les digas sobre las consecuencias en el plazo inmediato, el mediano plazo y el largo plazo te entenderán mucho mejor.
Quiero que apliques ahora mismo este proceso de tomar decisiones y de elegir entre alternativas, aplícalo a tu vida personal igual como a tus decisiones de negocios.
.
.