Soy el orgulloso padre de siete hijos, cinco del siglo pasado y dos de éste.
Bromeo con esto en mis conferencia y delante de ellos. Admiro y amo a cada uno de ellos. Hoy me considero buen padre. No soy abuelo todavía, ya vendrán los nietos algún día.
Tenemos muchos recuerdos lindos de cuando los más grandes eran pequeños. Pero, en aquellos tiempos, estaba más obsesionado por el éxito y los negocios que por la familia. Es cierto que me esforzaba por dedicarles tiempo de calidad. Tenía conciencia de eso; pero las obligaciones y el tiempo no daban para todo.