Yo prefería ofrecer consultorías presenciales. Lo venía haciendo desde 1983. Atendía muchos clientes en mi país, donde aún tengo la mayoría de mis clientes. Pero también viajaba a varios países a visitar las empresas de mis clientes.
Quise escribir este artículo porque hace dos semanas un cliente en México de nombre Maximiliano (cambio los nombres para proteger la identidad) estaba indeciso de contratar consultoría virtual.
Esta semana escribió, otra persona con el mismo nombre, pero de Perú. Él tampoco busca consultoría virtual, prefiere la presencial. Mi asistente le escribió un correo muy interesante y quise convertir toda esta experiencia en un artículo.
Ambos Maximilianos son personas de más de 60 años, ambos preferían la consultoría presencial. Sigue leyendo y verás que interesante la experiencia de ambos.
Así eran mis viajes y mi jornada
Continuando con la anécdota, tengo que decirte esas visitas me generan adrenalina, me entusiasman, ese contacto con la realidad no lo cambiaba por nada. He dicho que la consultoría, especialmente cuando el servicio es “reingenería financiera”, es mi deporte extremo.
Llegué al extremo, en Panamá, donde siempre he tenido clientes excelentes, me iba a las seis de la mañana y regresaba a Costa Rica el mismo día. Salía de mi casa a las cinco de la mañana y regresaba a dormir a las diez de la noche.
¿Estaba loco? Yo diría que sí, pero fue hace algunos años antes de entender algunas enseñanzas que comparto en las asesorías y en estos artículos.
En otros países me quedaba hasta hasta dos semanas. El año pasado estuve viajando a Medellín y a México, me quedaba allí hasta tres semanas. He estado encantado con Medellín, con Ciudad de México y con Guadalajara.
Me gustaba llega a la empresa, generalmente en las mañanas, cada visita era de 4 horas.
Me parecía perfecto conocer y saludar a los trabajadores, caminar por las oficinas, por los almacenes, visitar las fincas, la fábrica, conocer a los clientes y a los proveedores.
Me gustaba acompañar al empresario a las entrevistas difíciles con los bancos o con la dirección de impuestos, negociar con grandes clientes y con grandes proveedores.
Al almuerzo salíamos a compartir, tomábamos café y allí seguíamos conversando so bre los temas de la empresa. Algunas veces, nos daban las ocho de la noche en la empresa, resolviendo, analizando y tomando decisiones.
Lo sigo haciendo, igual como lo hice desde 1983. Claro, ya no viajo por la mañana para regresar en la noche. Ahora me quedo dos o tres semanas en la ciudad que visito, atiendo a los clientes de esa ciudad y hago turismo local. Ya no estoy tan loco.
Recuerdo que estuve viajando a El Salvador durante más de un año. ¡Yo estaba muy joven todavía, quizás tenía unos 40 años! Viajaba todos los meses, asesoraba allá a una cadena de restaurantes.
Un día llegó mi hija mayor, Margarita, y fue nueve meses después que salí con ella a conocer San Salvador en las afueras, fuimos a los volcanes, hicimos La Ruta de las Flores, visitamos las pirámides, sitios arqueológicos. Es el colmo, lo que nunca había conocido en todos esos meses.
Por cierto, El Salvador es un país precioso para visitar y yo siempre me he sentido seguro, la gente es muy amable.
¿Y qué pasó con los Maximilianos?
¡Cierto!
Retomo a la historia de los Maximilianos.
El Maximiliano de Perú nos escribió la semana pasada, le ofreció la opción virtual, ayer nos respondió lo siguiente, muy atento y amable.
Estimados señores:
Gracias por estar en comunicación conmigo.
Yo entiendo que su servicios son a distancia por medios de chats, Skype o WhatsApp, lo cual no es lo que busco. Puede ser quizás más adelante.
Nuevamente agradezco su voluntad de apoyo, ya será en otra oportunidad.
Atentamente, Maximiliano.
Por supuesto, cambio el nombre para proteger la confidencia de nuestros clientes, es uno de nuestros valores: “Confidencialidad, absoluta”.
Buenos días “Maximiliano”:
Es cierto, internet ahora ha permitido llegar a muchos países y a más gente que antes. Le saluda la asistente del Consultor.
Don Enrique atiende clientes presenciales en varios países: Costa Rica (donde vive), México, Panamá, Colombia y República Dominicana.
Por ejemplo, hoy estará viajando a República Dominicana.
Allá visitará clientes que tienen el servicio mixto. Todas las semanas los atiende virtualmente. Cada sesión es de dos o tres hora por semana. Y cada tres meses lo visita en su empresa. En esas giras realiza dos o tres visitas de cuatro horas cada una.
Le comento una experiencia interesante que le va a llamar la atención, de tres casos de asesoría virtual, muy lejanos entre sí, pero que fueron posible gracias a la maravilla de la internet.
La semana pasada yo le programé en una solo día tres entrevistas, cada una de 2 horas:
- A las 08:00 a.m. en Culiacán, México.
- A las 11:00 a.m. en Moca, República Dominicana.
- A las 03:00 p.m. en Ciudad de México.
Por cierto, el cliente de Ciudad de México se llama “Maximiliano”, igual que usted. Él tiene 67 años.
Él insistía en que la cita fuera presencial, pero don Enrique regresará a México hasta la segunda quincena de febrero 2019.
El asunto era urgente porque él está resolviendo la distribución de acciones entre sus tres hijos que trabajan en la empresa, así que tomó una sola cita para “probar”.
En la primera cita fue su hijo quien le instaló el Skype, utilizaba WhatsApp para enviar mensajes de texto, pero nunca había hecho una llamada con video.
Ya lleva tres citas, ahora usa WhatsApp y se conecta solo a Skype en cada cita.
Lo quiero motivar a que lo intente, contrate una sola cita. Luego verá si le gusta.
Otro dato curioso, don Enrique viene a Costa Rica cada seis semanas, se queda acá dos o tres semanas. Todos los clientes que atiende acá, personalmente, también los atiende virtualmente. Dos de ellos, fueron clientes virtuales antes de conocerlo, ya que el año pasado él estuvo viajando mucho a México y a Medellín.
Saludos y anímese, esta es una gran opción, no es fácil contratar consultores experimentados y de confianza en nuestros países, don Enrique se dedica a esto desde 1983.
Asistente del Consultor
Esta anécdota se ha repetido muchas veces. Fue más difícil con los clientes que ya me conocen personalmente o que me han visto en alguna conferencia. Me dicen: “No Enrique, yo prefiero esperarme a cuándo regreses”.
La semana pasada me escribió un cliente de Medellín, hace dos años le realicé dos visitas presenciales. Me preguntó cuando regresaba, le dije que después de Semana Santa del 2019. Le ofrecí la opción, no tuvo problema. Ellos administran una franquicia internacional y se conectan todas las semanas con la casa matriz por “hangouts” de Google.
Estuvo perfecto. Colocaron un proyector para mostrar mi pantalla, les analicé los estados financieros de la empresa, estaban los dos socios, el contador general de la empresa y el auditor.
Conversamos, como si yo estuviera sentaba allí con ellos. Por supuesto hubiera querido estar en Medellín, me encanta esa ciudad.
¿Cómo le hice para montarme a la ola de la asesoría virtual?
No fue fácil. Me sentía incómodo. La internet era lenta, aún lo es en algunos países más que en otros y a ciertas horas.
En el año 2010 yo venía usando Skype con varios clientes hacía algunos años.
También teníamos los teléfonos IP que permiten llamar a cualquier parte del mundo a costos bajísimos. El mío lo tengo desde hace diez años, ahora es una aplicación en celular. Llamar por un teléfono IP es tan fácil como marcar local. Skype también tiene la opción de llamadas internacionales a costos bajísimo, incluso te pueden llamar por allí.
Después llegó FaceTime, WhatsApp y muchas otras aplicaciones.
Hoy en día en que el tránsito se ha vuelto tan pesado en todos nuestros países. Le llamamos “tapones” en República Dominicana, “presas” en Costa Rica “tranques” en Panamá. ¿Cómo le llaman en tu país?
He conducido una hora para llegar a un lugar que está a menos de 10 kilómetros. En esa cita que menciona mi asistente, tardé 5 minutos en ir de Sinaloa al Cibado en República Dominicano, y de Moca otros 5 minutos a Ciudad de México.
Hoy gastaré en un vuelo 10 horas. Termino este artículo, almuerzo y viajo a República Dominicana.
Saldré de mi casa en Costa Rica, a la una de la tarde. Llegaré a Santo Domingo a las once de la noche.
Por eso te motivo a que hagas tu primer ejercicio. No tendrás que moverte de tu oficina, ni de tu casa, podrás estar tan cómodo como gustes. Podrás invitar a otras personas y desde donde ellos estén se podrán conectar también.
Yo te puedo compartir mi pantalla y la verás como si estuviera en tus sala de junta y la estuviéramos viendo en un proyector. Te podrás levantar y tomar una café, mientras yo pido el mío.
La gente de Culiacán graba todas las sesiones por medio de Skype, ya varios clientes me están pidiendo lo mismo.
Seguiré ofreciendo consultorías presenciales, por supuesto, porque es una pasión.
Pero cada día atiendo más clientes virtuales, por WhatsApp o por Skype. Los problemas técnicos se resuelven fácilmente. Ahora disfruten igual de las asesorías virtuales. El martes de esta semana tuve otra cita con los clientes de Culiacán. Empezamos a las 8:00 de la noche, hora de Costa Rica, terminamos a las diez y treinta, estaba cargadísimo de energía, tuve que tomar una ducha caliente para relajarme y dormir.
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