¿Qué significa el Ave Fénix para mi?
¿Cuál es tu ave preferida? ¿Tienes una? Muchos países la tienen.
Yo tengo la mía, la tuve desde muy joven.
Siendo el líder de mi patrulla Scout a los quince años, teníamos que elegir un ave que simbolizara nuestro equipo. Elegí la lechuza.
Se dice que la lechuza es el símbolo de la sabiduría, la astucia y la inteligencia. Era un joven inteligente y brillante. Seguramente pensaba que eso era suficiente para tener éxito en la vida.
Con el paso del tiempo, traicioné a mi lechuza. Le fui infiel. Aún tengo figuras de lechuzas y búhos en mi casa. Cuando viajo, aprovecho y compro alguna nueva en las plazas de artesanías.
La vida me obligó a buscar otro nido, a elegir otra ave. De haber podido elegir, hubiera elegido el águila; que con vuelo majestuoso supera los cumbres más altas y sobrepasa las nubes.
“La vida nos da sorpresas, sorpresas no da la vida. Ay, Dios”, dice una canción de Rubén Blades.
Elegí ser dueño de mi propio negocio.
Soy emprendedor, me gusta hacer cosas nuevas. Siempre me ha gustado ser mi propio jefe, no darle cuentas a otros del camino que sigo y cómo hago las cosas. Trabajo mucho, obsesivamente. Eso me dio problemas hace muchos años en mi vida familiar.
Me mata la rutina, aunque soy bastante metódico en mis quehaceres y tareas. Tengo rutinas y hábitos que me ayudan a ser más efectivo y me ahorran tiempo.
También soy autodidacta por convicción. Todos los días dedico dos o tres horas al estudio.
¿Y qué pasó con el ave?
A puro golpe entendí, antes de llegar a los veinticinco años, que no era suficiente ser una persona brillante, talentosa, inteligente, capaz y entusiasta. Me caí por esa época, y me levanté de nuevo. Me volví a caer uno seis años después, y me volví a levantar. Llegando a mis cuarenta, me volví a caer y me volví a levantar. Todavía cargo con las consecuencias de mis aventuras y fracasos.
Hace algunos años sobrepasé mis cincuentas. Voy invicto. Desde hace mas de diez años voy más despacio; pero con pasos firmes. Claro que he cometido errores… pero no tan graves.
Digo con frecuencia en mis conferencias:
“Cuando alguien venga y te hable de negocios, no le mires el rostro… mírale las rodillas. Si las tiene heridas, golpeadas y maltratadas, préstale atención, tiene mucho que enseñarte.
Por supuesto, que tengo mis rodillas rotas. Igual que la mayoría de mis clientes, que han fracasado, dos, tres o más veces.
Toda esa experiencia ha sido de gran provecho para mis clientes de consultoría y, ahora como conferencista, puedo transmitirlas a más gente. Eso que comparto es lo que he llamado “Los secretos del camino probado” que siguieron quienes hoy son dueños de grandes empresas.
Claro que hay riesgo al emprender tu propio negocio, y más aún cuando te propones llevar ese negocio al siguiente nivel de crecimiento. Aunque seas precavido y prudente, puede que fracases. No queremos que suceda; pero no siempre está en nuestras manos.
Lo importante, es que nos hemos vuelto a levantar. La mitología griega habla de una ave hermosa que cayó es desgracia, fracasó, perdió su encanto, murió consumida por el fuego; pero se levantó de las cenizas y fue mucho más hermosa que antes.
Ahora entiendes por qué abandoné a mi pomposa lechuza por una espectacular y mitológica Ave Fénix. ¿Sabes cuándo lo hice? Poco después de mi segunda caída. Mírala, simboliza el dolor de levantarse de nuevo, perseverancia, persistencia, espíritu de sacrificio, espíritu de innovación.
De esos años, también recuerdo una frase de Saulo de Tarso (San Pablo):
“Olvidándose de lo que queda atrás, nos lanzamos en la búsqueda de lo que tenemos por delante.»
Escrito por: Enrique Núñez Montenegro | Consultor Financiero, Fundador de FundaPymes.com y Conferencista Internacional.